domingo, 16 de diciembre de 2007

El aliento de Julia

Julia se paso casi toda la tarde decorando el pequeño apartamento para la fiesta de cumpleaños de su marido. Colgo guirnaldas y lleno tantos globos que acabo por sentirse mareada. Estaba preparando un plato de con queso y galletitas cuando advirtio que no habia recogido la tarta de Robert. Cumplia treinta años y ella queria que todo fuera perfecto. Entonces tal vez por una noche Robert dejaria su autoexamen critico que había disparado la llegada de su cumpleaños.
Tras mirar su reloj, Julia vio que apenas tenia tiempo para ir a la panaderia y volver antes de que Robert regresara. Metío el plato de queso en el refrigerador, se limpio las manos y se dispuso a salir.
Fue a buscar su abrigo en el armario del salon y eligio el que tenia el cuello de piel falsa. El paseo seria corto, pero frio. Aunque Robert trabajaba duro, ganaba poco e iba en coche al trabajo. Como la mayoria de los sitios donde compraba Julia estaban cerca, no le parecia ningun inconveniente.
Al salir del apartamento Julia no pudo resistir echar otra mirada a la decoracion. Luego comprobo la cerradura, bajo silenciosamente las escaleras y salio a la calle.
Julia sonrio para si, imaginando la sorpresa que se iba a llevar Robert. Sabia que se reiria de ella por haberse tomado tantas molestias para los dos solos. Pero tambien sabia, en su interior, que Robert se entusiasmaria. Y se alegraba de sorprenderle: despues de todo Robert nunca se habia olvidado de ella.
Por supuesto, era un monton de trabajo solo por ver una sonrisa deleitada y complacida en su rostro. Sin embargo, Julia sabioa con seguridad que el se lo merecia.
Distraida en sus pensamientos, no llego a ver el coche. Este subio la acera, con el conductor borracho inconsciente sobre el volante. Tras golpear a Julia por detras, el coche la empujo a traves del grueso escaparate de la floristeria. La encargada llamo a la ambulancia. Julia fue declarada muerta en el acto.


Robert sintio un ligero golpecito en el hombro y se volvio, sorprendido de ver al capataz de turno tras el. Siguio al hombre a la oficina y entonces le dijeron que seria mejor que se sentara. Al principio la noticia de la muerte de Julia no le causo ningun efecto. Despues de todo, ¿como podria ser cierto? Julia, el unico punto brillante en su vida ... ¿muerta? No, no seria posible. Se puso en pie y salio de la oficina sin decir una sola palabra.
Siguio a ciegas en su rutina, observado por sus compañeros. Estaba cerrando el torno cuando llego la policia. Le pidieron que subiera a su coche y les siguiera. Hasta que no contemplo el cadaver de Julia no comprendio en realidad que habia muerto.
-¿Es su esposa?- era un hombre con una larga bata blanca
-Si- respondio Robert. La palabra apenas salio de sus labios. Sintio la palabra sobre ellos, la noto apagarse, quiso recuperarla. En cambio, los silenciosos oficiales acompañaron a Robert a su coche lentamente, solo, regreso a casa.
Al entrar en la silenciosa oscuridad del apartamento, su mano se dirigio al interruptor de la luz. Un sollozo apagado taladro la quietud del pequeño apartamento. Estaba en mitrad de una fiesta para uno, preparada por la unica mujer a la que habia amado. Preparada por una mujer que ahora yacia en una bandeja.
Sus ojos llenos de lagrimas enrojecieron aun mas ante la amorosa decoracion. Al ver el elaborado ramillete de guirnaldas de papel que colgaba de un puñado de globos hasta el cartel "Cumpleaños Feliz" se seco las lagrimas con la mano callosa, y se detuvo cuando advirtio qeu las comisuras de sus labios habian adoptado una sonrisa: sabia que si Julia la hubiese visto habra sentido que todos sus esfuerzos habian merecido la pena.
Entonces sintio la sonrisa quebrarse como una copa de champan que se rompe.
Se dirigio a la cocina y abrio un cajon, cogio un rollo de cinta aislante y una caja de afiladas cuchillas de afeitar. En el salon, saco el album de fotos de la boda debajo de la mesita de cafe. Luego bajo los globos de la pared.
Llevo sus pertenencias al cuarto de baño y cero la puerta tras de si.
Tranquilamente, Robert bajo la tapa del inodoro y se sento, colocando los objetos a su alrededor. tras cortar varias tiras de la cinta negra, las fue pegando a la piel de cada globo. Cuando termino, los puso a un lado y abrio el album de fotos.
A traves de la cortina de lagrimas, Robert inspecciono las fotos una a una. En la primera estaba besando a Julia, ante la iglesia en la que se habian casado. La foto habia sido tomada momentos despues de que salieran: se distinguia el arros en las arrugas de su chaqueta.
Robert saco una hoja de la pequeña caja roja y la desenvolvio.
Sus lagrimas caian libremente, salpicando como suave el primer plano de los recien casados. Robert las seco. Fueron reemplazadas rapidamente.
Cogio uno de los globos, y sus dedos humedos resbalaron un poco. Hizo una pequeña incision en la cinda adhesiva. Entonces, el aliento capturado de Julia volo hacia su rostro. Su respiracion calida y humeda redujo el flujo de sus lagrimas, secandolas por el como si Julia nunca hubiera muerto. Muy despacio y con cuidado infinito, Robert sangro el aliento de cada uno de los globos de la fiesta, excepto uno.
Antes de abrir el ultimo, se abrio a si mismo. En las muñecas.
La lluvia de lagrimas que caia sobre los rostros de los recien casados fue superada por una torrente escarlata.
Llego el momento del ultimo. El aliento de Julia jugueteo suavemente sobre los parpados humedos y temblorosos de Robert.

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ya saben amiguitas corran a complicarle la existencia a su novio/esposo/amante/tarado del momento, preguntandole: ¿si me muriera te suicidarias?

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